💌 Copia y pega esta auténtica personalidad
Lo de vender ser tú mismo mientras das Ctrl+C y Ctrl+V
El primer email del año, así que intentemos hacerlo memorable (¿O acaso será demasiada presión para esta que suscribe?)
Probable que sí. Como quisiera lavarme las expectativas autoimpuestas ~
2023 llega con una movida energética que se debe sentir como que te arrolle una ola del tamaño de tus problemas irresueltos. Duro, seguro.
Para limpieza de año nuevo me borré de suscripciones a correos.
Por ahí de 2017 tuve una fiebre por los blogs, gurús y gente experta. Y con experta me refiero a experta en lo que fuera. Recibía más de treinta y cinco correos al día con “tips e indicaciones” para X tema. Que si marketing, que si crecer en internet, que si mudarme de país, que si iniciar en el yoga…
Y yo ni quería hacer yoga ni quería mudarme de país.
Navegaba entre las webs descargándome guías PDF de pocas hojas que prometían una solución rápida a un problema que a veces ni tenía.
Era una forma de distraerme del hacer por “Lo que haré algún día”.
Pongamos a un lado mis sofisticados métodos de procrastinación y incurramos en el terrible asunto de hoy, lo de copiar y pegar.
No tengo nada en contra del uso combinado de teclas para facilitarnos la vida, las computadoras hicieron mil veces más fácil editar un texto, escribir sin desperdiciar papel y hasta perder manuscritos completos por falta de un buen back-up.
También hizo más fácil adueñarnos de palabras que no son nuestras, de replicar anécdotas o compartir poemas a los que borramos la autoría con el fin de volvernos virales en alguna red social.
Hizo más fácil sonar como otros, parecer otros, incluso sin que fuera a propósito. Lo que es admisible, internet no venía con manual y escribir para el otro en un medio que puede llegar desde el vecino de arriba que te conoce con el look de sacar la basura hasta un desconocido en Filipinas que se puede creer la foto trucada que subiste a Instagram, es abrumador.
En 2017, como te cuento, el boom de los negocios digitales era tan masivo que web a la que entrabas, web que te pedía tu correo a cambio del dichoso manualito. Y uno de los temas ON TOP era cómo llegar a más audiencia.
Porque otra cosa de este mundo hiperconectado es que hacer contenido sin perro que te ladre pierde rápido el atractivo, así que sin pretenderlo me había sumado a la larga carrera sin destino buscando llegar a más audiencia.
Escribo emails a mis suscriptores desde 2015, siempre me ha parecido el medio con mayor potencial e intimidad. Así que no fue raro acabar en más de una web de expertos que te contaban cómo escribir esos emails.
Aquí, querida, vino la desilusión.
Una de las recomendaciones constantes en esto de los negocios unipersonales, es la autenticidad.
Sé tú.
Conecta desde quien realmente eres.
No actúes como alguien más.
No escribas desde un tono profesional, sé más cercano.
Entre otras tantas frases que suenan igual.
Esto ya lo venía yo practicando desde siempre, mis correos fueron ese lugar seguro en el que abrirme a las personas que, considero yo, se han suscrito porque quieren leerme.
Sin pretensiones, sin algoritmos, sin forzar nada. Así que imagina mi sorpresa cuando cuatro de estas personas que abogaban por un marketing auténtico, cercano y real, me enviaron, al mismo tiempo, el mismo email con solo algunas frases cambiadas.
COPIAR Y PEGAR.
Las plantillas de email marketing empezaban a sonar fuerte como parte del catálogo de infoproductos de varios “expertos” en la materia, Sonaban atractivos: tú solo rellena los huecos y “conecta con tu audiencia”. Pero ver esas plantillas en las personas a las que yo consideraba referentes del supuesto enfoque en lo auténtico me puso triste y decepcionada.
Sus mensajes no eran sinceros, no era más que correos vacíos para venderme su ego. Posicionarse en la cabeza de su comunidad como alguien experto al que adorar.
En fin, que este inicio de año lo que hice fue limpiar bandeja. Me sorprendí de que eran muy pocos los que borrar luego de que adopté esta práctica en 2021.
Solo me quedo con las personas que me escriben de verdad, que me cuentan algo DE VERDAD. No sé como las reconozco, solo SÉ que ese email que viene con su nombre en el emisor, es un email de una persona que me cuenta algo desde su realidad.
Y que se cuela a mi bandeja con cierta complicidad, cierta intimidad que yo no he encontrado en ningún otro medio de comunicación con mis propias escuchas y lectoras.
Por eso amo el email.
Por eso este año espero que sigamos en contacto por aquí. Que yo me permita abrirme contigo y que tú, durante lo que dure nuestra conexión, quieras seguirme recibiendo.
Email enviado originalmente a mis suscriptores el 3 de enero de 2023
Edit de la Gavi de 2024:
Resulta angustiante lo fácil que es caer en estas prácticas cuando creas contenido, ya no solo copiar y pegar la plantilla de un email, sino copiarse los intentos de vida perfecta que nos escupe el algoritmo.
En esto hemos caído todos.
Desde la moda, las formas de hablar, las series que ver, el cómo remodelar la casa o el color de pelo a usar. Somos seres sociales a los que por primera vez en la historia de la humanidad, nos bombardean con tantísima información en tan poquísimo tiempo, que el milagro es no haber implosionado ya.
La autenticidad cada vez es menos un acto inherente y natural, por el contrario se ha vuelto un proceso de autoconsciencia, estar presente en lo que haces, en lo que eliges, en sacudirte en la medida de lo posible las influencias que ni sabes que te embullen.
Los creadores de contenido, además, lidian con lo fácil que es…
Copiar y pegar el estilo de aquél emprendedor a quien crees que el césped le brilla más y factura más.
Copiar y pegar las técnicas de quien promete alivio rápido al malestar agudo de crear contenido que no llega a “nadie”, visualizaciones escasas, likes que brillan por su ausencia, comentarios invisibles.
Estás en una rueda de hámster, caes en promesas fáciles, desesperas y cual naufrago aferrado al salvavidas ponchado, tratas con las fórmulas prefabricadas porque “seguro” que esos que se inventaron la plantilla saben mucho más que tú.
Benditos newsletters auténticos, bendito acto de rebeldía de aún escribir desde la experiencia y voz única de quien emprende el proyecto de mandar emails a una audiencia con la que quiere conectar. Humano a humano. Mundano. Glorioso.